miércoles, 21 de diciembre de 2011

UNA NAVIDAD DIFERENTE ESTÁ EN TUS MANOS

Llega la Navidad. ¡Qué vértigo! Las puertas de nuestro colegio y de nuestros hogares, un año más han vuelto a abrirse a unas fiestas en origen entrañables, familiares y trascendentes aunque actualmente desvirtuadas por nuestras ansias de tener y acumular. Los centros comerciales y el fragor de la publicidad nos recuerdan que las navidades son un tiempo de consumo y de gasto, más que un tiempo de encuentro y de gracia. Nuestro colegio se ha adornado con una mezcla de símbolos florales, luces y estrellas, buenos deseos y felicitaciones que penden de las paredes y de las ramas del árbol de la navidad, con el belén como  expresión religiosa.

Pero, ¿acabaremos la Navidad y otro año más volveremos a sentirnos vacios y con la sensación de no haberla sabido aprovechar?
Profesores y padres solemos quejarnos  de que cada Navidad es lo mismo: regalos y más regalos; de que nuestros hijos y alumnos lo tienen todo, de que cada vez valoran menos las cosas, pero… ¿acaso esta Navidad va a ser diferente?

En algún momento deberemos cuadrarnos ante este desaforado consumismo que no solo invade nuestro bolsillo sino nuestras mentes y las de nuestros hijos y alumnos. ¡Y también nuestros valores!  

¿Podemos hacer algo para que “otras navidades” (menos consumistas, más solidarias...) sean posible” para nosotros y nuestros hijos? ¿Se nos ocurren otras maneras alternativas de festejar la Navidad? No se trata de ser rácanos ni de dejar de celebrar la Navidad como se merece. Ciertamente es el momento de hacerse regalos y sorpresas, de permitirse algún capricho, pero no es tiempo de derrochar ni de comprar convulsivamente. No es tiempo de retroceder en la educación de nuestros hijos y alumnos, muchísimo menos, de convertirnos en un ejemplo de superficialidad para ellos.

Si de verdad queremos vivir una Navidad consciente y responsable es bueno que asumamos nuestra responsabilidad de educadores y nos preguntemos con sinceridad:

¿Qué vamos a celebrar en Navidad? ¿Cuál es el motivo que nos hace decorar la casa y el colegio, organizar cenas, comprar regalos y enviar tarjetas de felicitación? ¿Qué estamos comunicando con nuestras tarjetas de felicitación y nuestras llamadas telefónicas? ¿De qué trata esto de la Navidad?

¿De verdad necesitamos tanto para vivir bien? ¿Necesitamos comer tanto, usar tantos productos para cuidar nuestra salud, ver tanta televisión, engancharnos a tantos hábitos nocivos? ¿Qué nos hizo creer que el consumo sin límites es el camino más seguro hacia la felicidad? ¿Qué proporción queremos que haya entre lo que nos vamos a gastar en nosotros (y en regalos a nuestros familiares y amigos) y lo que vamos a dar a los pobres?

Nosotros seguimos mirando este tiempo como una oportunidad para redescubrir el encuentro, potenciar la vida sencilla y alimentar la esperanza. Y una ocasión para revisar nuestra vida, especialmente con ocasión del nuevo año. Ahora es el momento de vivir una Navidad diferente, más consciente, responsable y solidaria. Para ello ofrecemos, a continuación, unas sencillas pistas a modo de “navideas”, y regalamos con el único propósito de ayudar a reflexionar sobre lo que compramos, gastamos  estos días:

·         ¡Que nadie ni nada decida por nosotros! ¿Cuánto necesitamos para celebrar la Navidad? ¿Hasta dónde queremos gastar...y hasta dónde queremos compartir con los que menos tienen? Ni se nos ocurra salir de casa a comprar los regalos de Navidad sin saber qué es lo que estamos buscando. Compremos sólo aquello que hemos pensado. Así evitaremos improvisar y dejarnos arrastrar por el torrente publicitario.

·         Hagamos regalos útiles, que tengan una finalidad práctica. No tiremos el dinero. Gastemos sabiendo bien en qué gastamos, conscientes de que ese gasto es el adecuado, no por barato, sino por razones solidarias, sostenibles, justas. ¿Sabes quién, dónde y en qué condiciones se fabrican los objetos que compramos? ¿Cuánto se ha pagado al productor y con qué márgenes de beneficio? ¿Qué estamos sosteniendo y fomentando al elegir determinado centro comercial, tal o cual marca, esta o esa entidad bancaria?

·         Las decisiones económicas y responsables no sólo tienen que ver con el dinero. ¿Nos hemos parado a pensar que lo que comemos y vestimos, es decir, nuestro consumo, tiene implicaciones directas en los países menos desarrollados del Tercer Mundo? Este tiempo de Navidad puede ser una ocasión para descubrir los productos de Comercio Justo… y de rebote para reflexionar sobre los que no son de comercio justo. “Una forma alternativa de consumir se hace posible en las tiendas y productos de comercio justo”. ¿Sabemos en qué consisten y cómo funcionan?  Encontraremos información sobre esta iniciativa de consumo responsable en las siguientes direcciones: http://www.fundacionproclade.org/spip.php?page=cj_comercio_justo

·         Nuestros hijos ya tienen demasiadas cosas. Cuanto más tienen, más egoístas se vuelven. Y menos valoran lo que tienen. Pregúntate qué es lo que en realidad desearía tu hijo y por qué. Todo lo que piden debes valorarlo, priorizarlo y contrastarlo con tus objetivos educativos. Todo lo que reciben deben saber apreciarlo, conservarlo y agradecerlo. Los Reyes no tienen que traerles todo lo que piden. Ni tienen por qué desilusionarse por eso. La carencia es una buenísima arma educativa y no un motivo de frustración si la sabemos manejar bien. 
  • Si no hay dinero para comprar lo que piden, no hay dinero. ¡Y punto! 
  • Si este año la crisis también nos ha alcanzado, no debemos preocuparnos por pasar las Navidades más humildemente. Acostumbrar a los hijos a pasar con lo que se tiene ya es el mejor regalo que les podemos hacer. No se trata de que sufran la crisis al mismo nivel que nosotros, pero todos debemos abrocharnos el cinturón cuando es necesario y aceptar con ilusión lo poco o mucho que se pueda regalar. Sorprender a los hijos con detalles cariñosos, dedicarles más tiempo y jugar con ellos, en ocasiones puede que sea el mejor juguete que puedan tener. Eso es gratuito y seguro que les habremos hecho el mejor regalo del mundo.
  • Los miembros del Comité Solidaridad de la AMPA queremos desear a padres, profesores y alumnos de nuestro colegio Ciudad de Roma unas Navidades NUEVAS Y DIFERENTES: más conscientes, responsables, solidarias y trascendentes.  Una Navidad vivida y festejada de verdad.
Comité Solidario

No hay comentarios:

Publicar un comentario